La Rama Legislativa
Creada por el Artículo I de la Constitución, la Rama Legislativa se compone de la Cámara de Representantes y el Senado, que juntos forman el Congreso de los Estados Unidos. La Constitución le otorga al Congreso la autoridad única para promulgar leyes y declarar guerra, el derecho a confirmar o rechazar muchos de los nombramientos presidenciales y, poderes indagatorios substanciales.
La Cámara de Representantes está conformada por 435 miembros elegidos, divididos entre los 50 estados de manera proporcional de acuerdo a sus poblaciones totales. Adicionalmente, hay 6 miembros sin voto que representan el Distrito de Columbia, el Estado Libre Asociado de Puerto Rico y otros cuatro territorios de los Estados Unidos: Samoa Americana, Guam, las Islas Vírgenes de los EE. UU. y la Mancomunidad de las Islas Marianas del Norte. El funcionario de mayor rango de la Cámara es el presidente de la misma, quien es elegido por los representantes. Esta persona es la tercera en la línea de sucesión a la presidencia.
Los miembros de la Cámara son elegidos cada dos años y deben tener 25 o más años, ser ciudadanos estadounidenses por lo menos por 7 años y ser residentes del Estado (aunque no necesariamente del distrito) que representan.
La Cámara tiene asignados varios poderes de uso exclusivo, incluyendo: la autoridad para presentar proyectos de ley de ingresos, iniciar procesos de destitución en contra de funcionarios federales y, elegir el presidente en caso de que haya un número igual de votos en el Colegio Electoral.
El Senado está conformado por 100 senadores, 2 senadores por cada Estado. Antes de que se ratificara la Enmienda XVII en 1913, los senadores eran elegidos por las asambleas legislativas estatales y no por medio del voto popular. Desde entonces, los votantes de cada estado los eligen por términos de seis años. Los mandatos de los senadores son escalonados para que casi un tercio del Senado deba ser reelegido cada dos años. Los senadores deben ser mayores de 30 años, ser ciudadanos estadounidenses por lo menos por 9 años y ser residentes del estado que representan.
El vicepresidente de los Estados Unidos sirve como presidente del Senado y puede ser el voto decisivo en caso de que haya un número igual de votos en el Senado.
El Senado tiene el poder exclusivo de confirmar aquellos nombramientos presidenciales que precisan de consentimiento y, de proporcionar consejo y consentimiento para ratificar tratados. Sin embargo, hay dos excepciones a la regla: la Cámara también debe aprobar los nombramientos a la vicepresidencia y cualquier tratado que involucre el comercio exterior. De igual manera, el Senado lleva a cabo los juicios de destitución de funcionarios federales en procesos iniciados por la Cámara.
Para aprobar una ley y enviarla al presidente para que la firme, tanto la Cámara como el Senado deben aprobar el mismo proyecto de ley por mayoría. Si el presidente veta un proyecto de ley, el Congreso puede anular su veto aprobando de nuevo el proyecto de ley con un voto a favor de por lo menos dos tercios de cada cuerpo legislativo.
El Proceso Legislativo
El primer paso del proceso legislativo es la presentación de un proyecto de ley en el Congreso. Cualquiera puede escribir el proyecto de ley, pero sólo los miembros del Congreso pueden presentarlo. Tradicionalmente, algunos proyectos de ley importantes son presentados a solicitud del presidente, como por ejemplo, el presupuesto federal anual. Sin embargo, durante el proceso legislativo, el proyecto de ley inicial puede sufrir cambios drásticos.
Después de ser presentado, el proyecto de ley pasa al comité apropiado para su revisión. Hay 17 comités en el Senado con 70 subcomités y, 23 comités en la Cámara con 104 subcomités. Los comités no son intransmutables; estos pueden cambiar en número y forma con cada nuevo Congreso, según sea necesario, para que la legislación sea considerada de manera eficiente. Cada comité está a cargo de un área política específica y los subcomités se encargan de áreas políticas más especializadas. Por ejemplo, el Comité de Medios y Arbitrios de la Cámara incluye, entre otros, los subcomités del Seguro Social y de Comercio.
En primera instancia, el proyecto de ley pasa a consideración de un subcomité, donde puede ser aceptado, modificado o rechazado completamente. Si los miembros del subcomité deciden que el proyecto puede avanzar, se presenta ante el pleno del comité, donde el proceso se repite. Durante esta etapa del proceso, los comités y subcomités llevan a cabo audiencias para evaluar los méritos y defectos del proyecto de ley. Los miembros invitan a expertos, partidarios y opositores a presentarse ante el comité y dar su testimonio y, se pueden emitir órdenes de comparecencia (subpoena en inglés), si es necesario.
Si el pleno del comité vota para aprobar el proyecto de ley, este se presenta ante la Cámara o el Senado y los líderes del partido mayoritario deciden cuándo agregar el proyecto de ley al calendario para su consideración. Si el proyecto de ley es de carácter urgente, puede pasar a consideración inmediatamente. Otros pueden esperar por meses o nunca llegan al calendario.
Cuando el proyecto de ley pasa a consideración, la Cámara de Representantes sigue un proceso bastante estructurado para debatirlo. Cada miembro que desee hablar sólo tiene unos cuantos minutos y el número y la clase de enmiendas que pueden hacerse son generalmente limitadas. En el Senado, el debate para la mayoría de proyectos de ley no tiene límite — los senadores pueden hablar de temas distintos al proyecto bajo consideración durante sus discursos y se puede presentar cualquier modificación. Los senadores pueden usar esto para obstruir los proyectos bajo consideración, táctica por medio de la cual un senador obstruye el voto sobre un proyecto (filibusterismo) — y por extensión su aprobación — al rehusarse a ceder la palabra. Una supermayoría (o mayoría calificada) de al menos 60 senadores puede detener la táctica dilatoria (filibusterismo) invocando la figura de cloture (cierre de debate) sobre el proyecto de ley, forzando al proceso de voto. Una vez concluye el debate, los votos de una mayoría simple son suficientes para aprobar la ley.
Un proyecto de ley debe ser aprobado por ambas cámaras del Congreso antes de llegar a consideración del presidente. Aunque la Constitución exige que los dos proyectos de ley (provenientes de la Cámara y del Senado) sean iguales palabra por palabra, en la práctica esto casi nunca ocurre. Para alinear ambos proyectos, se convoca un comité mixto (conference committee), compuesto de miembros de ambas cámaras. Los miembros del comité producen un informe de la sesión mixta con la intención de que sea la versión final del proyecto de ley. Tanto la Cámara como el Senado votan de nuevo para aprobar el informe del comité mixto. Dependiendo de dónde se originó el proyecto de ley, el secretario de la Cámara o el del Senado prepara el documento con el texto final y lo presenta al presidente de la Cámara y al presidente del Senado para su firma. Seguidamente, el proyecto de ley se envía al presidente.
Al recibir un proyecto de ley del Congreso, el presidente tiene varias opciones. Si el presidente concuerda considerablemente con el documento, puede firmarlo y hacerlo ley y, la legislación entonces se publica en el registro oficial de leyes del Congreso (Statutes at Large). Si el presidente considera que la ley es una mala política, puede vetarla y enviarla de regreso al Congreso. El Congreso puede anular el veto presidencial con un voto a favor de dos tercios de cada cámara, punto en el cual el proyecto se convierte en ley y se publica.
Hay otras dos opciones que el presidente puede ejercer. Si el Congreso está en sesión y el presidente no toma ninguna acción dentro de un plazo de diez días, el proyecto se convierte en ley. Si la sesión del Congreso cierra antes de que se cumpla el plazo de diez días y el presidente no ha tomado ninguna acción, el proyecto de ley se hunde y el Congreso no puede votar para revivirlo. A esto se le llama el “veto de bolsillo” (o pocket veto en inglés), y si el Congreso aún desea aprobar la legislación, debe reiniciar el proceso entero desde el principio.
Poderes del Congreso
El Congreso, como una de las tres ramas igualitarias del Gobierno, tiene poderes significativos otorgados por la Constitución. Todo el poder legislativo está en manos del Congreso, lo que significa que es la única parte del Gobierno que puede promulgar leyes nuevas y cambiar las leyes existentes. Las agencias de la Rama Ejecutiva expiden normas o regulaciones con fuerza de ley, pero éstas están bajo la autoridad de las leyes promulgadas por el Congreso. El presidente puede vetar leyes aprobadas por el Congreso, pero el Congreso también puede anular el veto presidencial con el voto de dos tercios tanto del Senado como de la Cámara de Representantes.
El Artículo I de la Constitución enumera los poderes del Congreso y las áreas específicas en las cuales puede legislar. El Congreso también tiene el poder de promulgar leyes que se consideran “necesarias y apropiadas” para la ejecución de los poderes dados a cualquier parte del Gobierno bajo la Constitución.
Parte del ejercicio de la autoridad legislativa del Congreso es la creación de un presupuesto anual para el Gobierno. Para este fin, el Congreso impone gravámenes (impuestos) y aranceles para proporcionar fondos para los servicios esenciales del Gobierno. Si no se puede recaudar suficiente dinero para financiar al Gobierno, el Congreso también puede autorizar el préstamo de fondos para cubrir la diferencia. El Congreso también puede ordenar gastos específicos: los gastos dirigidos por la legislatura, conocidos comúnmente en inglés como earmarks, destinan fondos a proyectos específicos, en lugar de destinarlos a agencias gubernamentales.
Ambas cámaras del Congreso tienen amplios poderes indagatorios y pueden emitir órdenes para la presentación de evidencia o testimonio sobre cualquier asunto que consideren necesario. Los miembros del Congreso pasan bastante tiempo en audiencias e indagaciones en comités. Negarse a cooperar con una orden del Congreso para comparecer puede resultar en cargos de desacato al Congreso, lo que puede terminar en encarcelamiento.
El Senado mantiene algunos poderes para sí: Da consentimiento para la ratificación de tratados a través del voto de mayoría de dos tercios (supermayoría) y confirma los nombramientos del presidente por medio del voto mayoritario. También es necesario el consentimiento de la Cámara de Representantes para la ratificación de tratados de comercio y la confirmación del vicepresidente.
El Congreso también ejerce el poder único de declarar guerra.
Vigilancia gubernamental
La vigilancia de la rama ejecutiva es un control importante del Congreso sobre el poder del presidente y, un contrapeso a su discreción para implementar leyes y crear normas o regulaciones.
Una manera principal en la que el Congreso lleva a cabo esta vigilancia es por medio de audiencias. Tanto el Comité de la Cámara sobre Vigilancia y Reforma Gubernamental como el Comité del Senado sobre Seguridad Nacional y Asuntos Gubernamentales están dedicados a vigilar y reformar las operaciones del Gobierno y, cada comité desempeña su tarea de vigilancia en su área política.
El Congreso también mantiene una organización investigativa, la Oficina de Responsabilidad Gubernamental (Government Accountability Office o GAO, por sus siglas en inglés). Fundada en 1921 como la Oficina de Contabilidad General, su misión original era llevar a cabo la auditoría de los presupuestos y los estados financieros enviados al Congreso de parte de la Oficina del Secretario del Tesoro y del director de la Oficina de Administración y Presupuesto. Hoy en día, la GAO lleva a cabo auditorías y genera informes sobre cada aspecto del gobierno, garantizando que el dinero de los contribuyentes se gaste con la efectividad y la eficiencia que merece el pueblo estadounidense.
La Rama Ejecutiva también se vigila a sí misma: Existen 64 inspectores generales, cada uno responsable por una agencia diferente, que con regularidad llevan a cabo auditorías y producen informes sobre las agencias a las cuales ha sido asignados.